«Lo que sí quiero hacer Dios mío es trabajar sin descanso
en procurar que estas jóvenes vivan bien y se salven».
Para saber más…
Nació el 22 de marzo de 1847, en una pequeña ciudad española, Cascante, de la ribera de Navarra.
Su adolescencia comienza en Madrid, al lado de sus tíos, porque para sus padres, proporcionar una buena y completa formación a su única hija, es de más valor que la satisfacción de tenerla en el hogar y esto les mueve a depositar en los tíos su confianza.
Acompaña a su tía en sus obras benéficas y, de este modo, entra así en contacto con el mundo del dolor, de la miseria, del abandono y la soledad.
El siglo XIX es, en España, de gran ebullición social: la aparición de la industria lleva al comienzo del éxodo campesino. Tía y sobrina, captan pronto las dificultades de las jóvenes que llegan de la zona rural, sin más patrimonio que su persona y con falta de preparación cultural, profesional y religiosa.
Va a ser el 11 de Junio de 1876, fiesta de la Santísima Trinidad, cuando Vicenta María con un grupo de compañeras, dé el paso a la fundación de la nueva Congregación de Religiosas de María Inmaculada.
Pronto, tan sólo después de catorce años de esta fecha, una grave enfermedad amenaza su vida y con sólo 43 años, fallece en Madrid un 26 de diciembre de 1890.
Acepta la muerte con la serena alegría de quien sabe que ha cumplido la Voluntad del Padre y deja abierta la puerta a tantas adolescentes y jóvenes que a lo largo de los años han encontrado acogida, hogar, formación y trabajo en sus Casas.
El Papa Pablo VI, eleva a Vicenta María a los altares el 25 de mayo de 1975, proclamándola Santa.
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28004 Madrid
Santa Vicenta Mª López y Vicuña
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La vida de esta santa muestra que Dios está presente en las situaciones más concretas de las necesidades humanas por medio de aquellos que escuchan su voz y le dicen que sí. Era una mujer preocupada por el bien de las jóvenes que tenía al lado, y que consagró su vida al Señor, trabajando sin descanso, para que pudieran vivir bien.
También hoy necesitamos hombres y mujeres capaces de leer las necesidades de la gente de este Madrid, y dispuestos a entregar su vida por el bien de los necesitados. Te proponemos unas preguntas que te pueden servir de guía para hablar con el Señor;
- ¿Cómo de atento estás a las necesidades de las personas que tienes al lado? ¿eres capaz de ver en tu día a día el sufrimiento de los que te rodean?
- Quizá los jóvenes de hoy no tienen las mismas necesidades que los de tiempos de la santa, pero su necesidad profunda es la misma; ¿Crees que tu vida comunica el amor de Cristo al mundo?
- ¿Cómo de concreta es tu relación con el Señor? ¿te lleva a hacer el bien al otro, o es más bien “interiorista”?
Santa Vicenta María López y Vicuña
“Eternamente me amó y ocupé un lugar en su corazón” Estas palabras que un día pronuncié, responden a una realidad… El Dios que me amó eternamente, me lanzó desde su corazón a esta tierra tan amada por El para que yo realizara su proyecto de amor destinado a colaborar en su misión de ser con El vida y salvación para los jóvenes”…Encontró para mí, en Cascante, tierra navarra, un hogar siempre caldeado por el amor, y luego en Madrid, el lugar más adecuado para que mi existencia terrena se deslizara a la luz de su presencia y allí aprendiera a hacer vida el amor que Él ponía en mi corazón… Pues sí, en Madrid, Dios tenía preparado para mí el escenario, desde donde me vendrían las llamadas que se concretarían en mi vocación de Religiosa de María Inmaculada…Aquí, en Madrid, descubrí el amor del Cristo pobre humilde, obediente, que poco a poco me fue mostrando el camino para dar gloria a Dios en el servicio a las jóvenes pobres, necesitadas de todo, en una sociedad que las rechazaba, marginaba y masificaba…En definitiva me confió el cuidado vuestro, jóvenes de ayer, hoy y mañana, jóvenes del mundo…un cuidado amasado en amor, a través de la acogida, la formación, el trabajo…
Pocos años duro mi estancia terrenal… El Dios que me lanzó a esta aventura pronto, muy pronto me condujo a la otra orilla donde El, el Dios Amor, en el que los cristianos creemos, me ha acogido para siempre en su morada eterna, hecha de Amor, Belleza, Verdad, Bondad… Desde aquí sigo trabajando por ti, joven que pateas las mismas calles que yo recorrí, molida por la enfermedad, pero encendida por el deseo de tu “ vida y salvación” buscando una morada digna para mis jóvenes, los tesoros que Dios nos confiaba”; sigo enviando a tu vida destellos de lo que aquí vivo; sigo, en el fondo, haciendo lo que hice en mi existencia histórica, acogiéndote, ofreciéndote amistad, haciéndote llegar gestos, aun sencillos y pequeños, que hablan de servicio desinteresado, deseos de tu bienestar, de formación… Lo hago a través de mis Hermanas, de los laicos que siguen las sendas de mi espiritualidad y misión…Porque lo que hice, cuando viví en la tierra, lo realizan ellos ahora, impulsados por la gracia del Carisma que Dios me regaló y sigue regalando a mis Hermanas… Y lo más grande que ellos quieren comunicarte -como lo hice yo- es el amor de Jesús, la persona que más te ama en el mundo, la persona, Hijo de Dios, que se hizo hombre por ti, vivió por ti, proclamó su mensaje por ti, murió por ti, resucitó por ti y está VIVO en ti…
Seguro que en el silencio de tu corazón alguna vez lo has escuchado… Seguro que lo has sentido cuando te comunica su amor, ternura, bondad, compasión…cuando te sostiene y fortalece en tus dificultades, da intensidad a tu alegría en los momentos de felicidad, abre tu corazón al amor, te hace capaz de donación, solidaridad…
En todas las latitudes de nuestro mundo, allí donde está extendida mi familia, la que yo fundé, hay muchas Hermanas que rezan por ti, por todos los jóvenes del mundo, aunque no os conozcan. Desde el corazón de mi familia congregacional surgen plegarias por vosotros…Yo las presento a María, a Dios, para que se conviertan en bendiciones para ti, tu familia y todo lo que tienes en tu corazón…Nunca te falta mi oración y sobre todo pido y seguiré pidiendo para que conozcas a Jesús, creas en Él y encuentres en Él el sentido de tu vida.